logo expoagroEste artículo está escrito para el Blog vecino, Capeando el Temporal, en el que suelo tocar temás bastante eclépticos, que van de la economía a la literatura. Expo Agro-Almería ha sido una de las referencias mundiales de la horticultura bajo invernadero. Organizada por la Cámara de Comercio de Almería sirvió inicialmente para hacer de altavoz de la agriultura y luego como difusor de la tecnología aplicada en las explotaciones y en las empresas de comercialización (cooperatuvas, SAT y alhóndigas). A finales de la década de 2000 comenzaron los problemas, diagnosticados inicialmente como relacionados con la falta de protagonismo del producto. Sin embargo, las dos últimas ediciones pusieron de manifiesto que la feria se encontraba en franca decadencia y en este 2013 podría suceder que no se celebre... Y que ya no vuelva nunca más. En este artículo pretendo dar mi punto de vista al respecto, dado que me encuentro emocionalmente muy vinculado a la feria, por mi larga trayectoria de trabajo en la Cámara organizadora...

Desde hace unos meses los rumores sobre la Expo Agro-Almería no han cesado, siendo en estas últimas semanas cuando ha comenzado a plantearse su desaparición. Son numerosos los artículos de opinión al respecto y, aunque coincido con muchos de ellos, creo que le debo a la Cámara y a esta Feria un planteamiento claro y personal –no en vano estuve vinculado a esa institución durante más de una década–.

Hace un par de años, en abril de 2011, ya planteé mi punto de vista en un artículo publicado por Diario de Almería y en este mismo blog (véase aquí). En aquel entonces ya decía lo mismo que básicamente mantendré en esta entrada. Lo ha que sucedido entre entonces y ahora ha sido un empeoramiento de la situación económica general y de la feria hortofrutícola en particular. También ha transcurrido una edición, la de 2012, en la que el argumento principal para su comercialización fue la unidad del sector: en realidad se trató de una llamada de socorro a la desesperada y basada en la lástima. Y en un mercado nadie compra más de una vez un producto por lástima (salvo que sea Navidad): las compras se realizan cuando satisfacen una necesidad.

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