Esta semana hemos conocido que la crisis de Ucrania, en la que se mezclan nacionalismo, energía, salidas estratégicas al mar e intereses enfrentados de las grandes potencias, va a tener un efecto colateral sobre las exportaciones europeas (y, por ende, españolas) de alimentos.

El MAGRAMA hizo una rápida valoración de lo que iba a suponer el cierre de este importante mercado para los agricultores españoles en 337 millones de euros. Y la Comisión rápidamente ha anunciado que habrá compensaciones para las producciones afectadas, que son muchas y que precisamente son de las más importantes para nuestro país.

Lo cierto es que Rusia ya ha utilizado las restricciones a la agricultura europea en otras ocasiones, como cuando restringieron las importaciones de frutas y hortalizas de toda la Unión ante el escándalo de la bacteria e-coli en Alemania. Obviamente, los rusos saben dónde pegar: energía y agricultura son dos puntos sensibles en la Unión. El primero por nuestra debilidad y el segundo por nuestra capacidad y la dependencia subsiguiente de las exportaciones para colocar nuestras producciones.

En lo que respecta a España, nuestros flujos comerciales hacia el gigante del Este no son especialmente importantes en el conjunto del sector (1,2 % del total exportado en 2013), aunque en los últimos años han ido creciendo en presencia, al tiempo que Rusia y otras economías emergentes se convertían en una interesante (y necesaria) opción para expandir la actividad de nuestro pujante sector agroalimentario.

En los próximos gráficos vamos a intentar visualizar dichos flujos, centrándonos en los productos agrarios y alimentarios (los primeros 24 capítulos del Taric). En 2013 enviamos a Rusia bienes de dicha naturaleza por un importe de 584,6 millones de euros. Obviamente, no todos los apartados tuvieron la misma importancia, ya que las frutas acapararon el 27,0 % del total, seguidas de las carnes (19,8 %), las conservas de verduras y zumos (15,2 %) y las hortalizas y legumbres frescas (12,3 %). En conjunto, estos subsectores supusieron 3/4 partes del total y también suponen la mayor parte de los productos prohibidos, lo que sin duda supondrá un fuerte impacto en la balanza comercial bilateral.

Aportación de los diferentes capítulos a las exportaciones de Agricultura y Alimentos de España e Rusia en 2013 (en %).

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Fuente: DATACOMEX


Aunque, como ya se ha mencionado, el peso de Rusia en nuestro comercio exterior apenas llega al 1,2 %, lo cierto es que en el capítulo de los productos de la agricultura y los alimentos, dicho peso es más elevado, y no solo lo fue en 2013 (1,6 %), sino a lo largo de por lo menos la última década:

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Fuente: DATACOMEX


Obviamente, esto implica que el peso de la agricultura y la alimentación en las exportaciones al mercado ruso es mayor que el que tiene sobre el conjunto de las ventas al extranjero. Es más, dicho capítulo supone entre un 20 y un 30 % de las ventas a la potencia euroasiática según los años.

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Fuente: DATACOMEX


Por otro lado, estas exportaciones han mantenido una tendencia creciente hasta un máximo alcanzado en 2012, seguido de un descenso importante del 26,3 % en 2013 (en los primeros 5 meses de 2014 se mantenía la tenencia decreciente). Es decir, España estaba teniendo un problema en el mercado ruso antes de las sanciones, aunque cabe la duda de si ese problema estaba relacionado con una debilidad transitoria de la capacidad de compra eslava o con un problema de competitividad de nuestros productos.

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Fuente: DATACOMEX


A priori, estos descensos parecen correlacionarse de forma bastante fiel con la marcha del propio PIB ruso, por lo que podemos concluir que los grandes altibajos en las ventas han estado más relacionados con la coyuntura económica de Rusia que con variaciones en la competitividad de las ventas españolas de agricultura y alimentación, aunque la falta de datos al respecto de 2014 no permiten sacar conclusiones indubitativas.

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Fuente: DATACOMEX

Finalmente, hemos querido ver la distribución de las exportaciones de manera regionalizada. Como era de esperar se denota también una alta concentración de las ventas, siendo Cataluña, Comunidad Valenciana y Andalucía, las que más aportan y las que, en consecuencia, más se verán afectadas.


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Fuente: DATACOMEX

Las sanciones rusas serán por un año, pero en ese tiempo sus distribuidoras tendrán que buscar suministradores sustitutivos, lo que implicará que en muchos casos haya que volver a empezar casi de cero cuando las sanciones se eliminen. Y toda empresa que lo ha intentado sabe lo difícil que resulta entrar en un mercado extranjero. Y esto sin considerar los efectos que sobre los precios que puedan tener las expectativas del resto de los agentes mundiales de un exceso de producción en nuestras explotaciones agrarias.