El mundo ha cambiado en muy poco tiempo y, de la misma forma que las innovaciones tecnológicas se acumulan y aceleran, los cambios en el mercado agroalimentario también lo hacen. En la presentación que adjunto, preparada para una conferencia a un grupo heterogéneo de personas en un pueblo almeriense de fuerte tradición naranjera. Decía la persona que actuó de maestro de ceremonias que "antes con una cuerda de naranjos se le podían dar estudios a los hijos, pero que ahora eso no puede hacerse con menos de 50 hectáreas". Este tipo de comentario me los he encontrado a lo largo y ancho de España, siempre referido a diversas producciones. Hoy, en la situación actual del mercado, el tamaño importa. Y mucho: como fuente de economías de escala. como origen de una cierta capacidad de negociación, como fórmula para compensar el retroceso de los precios medios percibidos por los productos.

En la presentación no se trataba de buscar soluciones, mi pretensión era contarles por qué las cosas son como son y darles argumentos para realizar un buen diagnóstico y buscar soluciones. Sobre ellas hablamos en el turno de debate y, como siempre, la cooperativización salió a escena. En este caso, contaban con una experiencia fracasada, que había dejado tan mal recuerdo que ya daban por descartada la cooperativa como solución. Pero ese es un tema del que hablaremos en otra ocasión.