calendario

Decíamos que la concentración de la oferta en el tramo inicial de la cadena agroalimentaria era condición necesaria pero no suficiente para el equilibrio de la misma…

Decíamos que la diferenciación y la incorporación de valor añadido a los productos, a pesar de los pesares y de las marcas de distribuidor (cada vez menos blancas), es la vía principal para lograr la supervivencia de todos los agentes de la cadena…

Decíamos que la incorporación de nuevas tecnologías es posible, deseable y rentable en muchos segmentos, actividades y funciones de la cadena…

Decíamos que a falta del pan del consumo nacional (muy, muy deprimido por la situación de crisis y por la falta alarmante de expectativas), buenas son las tortas de la exportación, porque éstas compensan la cuenta de resultados y obligan a las empresas a innovar...

Decíamos que la mejora de la productividad sólo es posible con inversión, pero que la inversión sólo es posible cuando hay expectativas favorables y crédito disponible en tiempo y coste…

Decíamos que la confianza es la piedra de toque de la cadena agroalimentaria, que ésta se debe garantizar en casa una de los diversos segmentos de la misma y que deben existir protocolos de control de la misma. Y que todos deben cumplirla en la medida de sus responsabilidades…

Decíamos que la calidad y el precio son los principales factores en los que se fija un consumidor agobiado por la crisis, pero no los únicos: hay otras cuestiones que pueden ponerse en valor como las producciones ecológicas o, por ejemplo, el carácter cooperativo y netamente social de muchos de los productos.

Decíamos que España es una potencia agrícola, aunque este hecho no se ve reflejado en los segmentos superiores de la cadena alimentaria…

Y lo seguiremos diciendo en éste 2013. Feliz Año a tod@s...