Leo en Alimarket (enlace) que “el sector de la distribución se encuentra a las puertas de un gran proceso de concentración”. Bien es cierto que se trata de un entrecomillado atribuido a Enric Ezquerra, director general de Condis, y que se trata de una opinión personal. Sin embargo, también hay que reconocer que, aunque no sea la misma letra, la música ya nos suena. No hace mucho se mencionaba la posibilidad de compras de empresa españolas por parte de grandes multinacionales de la distribución.
El mensaje de base, la música, es que el sector distribuidor se ve a sí mismo “pequeño” en España. Rápidamente, el lector asiduo recordará la de líneas que desde este Blog se han dedicado a glosar los problemas de falta de dimensión de las empresas comercializadoras españolas y, particularmente, de las cooperativas agrarias. Hace pocos días, en el Congreso de FAECA, tres de las mayores cooperativas andaluzas (DCoop, COVAP y Única Group) coincidían en verse a sí mismas como demasiado pequeñas para competir en los mercados actuales. Ayer mismo, el director general de ANECOOP, Joan Mir, reconocía en una Jornada sobre Banca Social y Emprendimiento en Valencia que su empresa era demasiado pequeña para la dimensión que había alcanzado la distribución.
La debilidad del consumo en los países europeos, la estabilización de las poblaciones (en España se está parando el proceso de creación de nuevos hogares), el envejecimiento, el daño recibido por las clases medias y las transformaciones en el comportamiento de los consumidores son las bases sobre las que se justifica el fuerte aumento de la competencia en el segmento. Sobre todo en España.
O sea, resulta que ahora que el mundo cooperativo comienza a darse cuenta de una de sus principales fuentes de debilidad, centrada en la falta de dimensión y la incapacidad para negociar en igualdad de condiciones, los que nosotros ya consideramos gigantes comienzan a vislumbrar un futuro de aún mayor concentración en su segmento. La conclusión inmediata es que, si tienen razón, los tamaños que hoy consideramos razonables para que una comercializadora (cooperativa o no) sea significativa en el mercado quedarán desfasados, muy desfasados por encima…
No me cabe la menor duda de que el juego de oferta y demanda terminará por “seleccionar” el tamaño como variable de competitividad esencial y que, a la larga, en España habrá muchas menos cooperativas, que estas serán mucho más grandes y que su gestión será mucho más profesional. Ahora bien, comienza a parecerme que el proceso se va a acelerar en respuesta a los movimientos que se lleven a cabo en eslabón de la distribución y que posiblemente esto generará muchas disfunciones y presiones sobre la parte superior de la cadena agroalimentaria. Se nos vienen encima tiempos aún más complicados y apasionantes que los pasados. La recesión comienza a quedar atrás, pero la crisis quiere permanecer. La confianza de consumidores y empresarios (agricultores, comercializadores o distribuidores) aún es muy delicada. Y el crédito posiblemente nunca vuelva a fluir como lo hizo durante la década y media prodigiosa de la economía española.
En resumen, que estamos a las puertas de una nueva vuelta de tuerca y que en los próximos años asistiremos al nacimiento de muchos “gigantes” en el campo español, gigantes que se parecerán cada vez más a sus hermanos mayores europeos.
Leo en Alimarket (enlace) que “el sector de la distribución se encuentra a las puertas de un gran proceso de concentración”. Bien es cierto que se trata de un entrecomillado atribuido a Enric Ezquerra, director general de Condis, y que se trata de una opinión personal. Sin embargo, también hay que reconocer que, aunque no sea la misma letra, la música ya nos suena. No hace mucho se mencionaba la posibilidad de compras de empresa españolas por parte de grandes multinacionales de la distribución.
El mensaje de base, la música, es que el sector distribuidor se ve a sí mismo “pequeño” en España. Rápidamente, el lector asiduo recordará la de líneas que desde este Blog se han dedicado a glosar los problemas de falta de dimensión de las empresas comercializadoras españolas y, particularmente, de las cooperativas agrarias. Hace pocos días, en el Congreso de FAECA, tres de las mayores cooperativas andaluzas (DCoop, COVAP y Única Group) coincidían en verse a sí mismas como demasiado pequeñas para competir en los mercados actuales. Ayer mismo, el director general de ANECOOP, Joan Mir, reconocía en una Jornada sobre Banca Social y Emprendimiento en Valencia que su empresa era demasiado pequeña para la dimensión que había alcanzado la distribución.
La debilidad del consumo en los países europeos, la estabilización de las poblaciones (en España se está parando el proceso de creación de nuevos hogares), el envejecimiento, el daño recibido por las clases medias y las transformaciones en el comportamiento de los consumidores son las bases sobre las que se justifica el fuerte aumento de la competencia en el segmento. Sobre todo en España.
O sea, resulta que ahora que el mundo cooperativo comienza a darse cuenta de una de sus principales fuentes de debilidad, centrada en la falta de dimensión y la incapacidad para negociar en igualdad de condiciones, los que nosotros ya consideramos gigantes comienzan a vislumbrar un futuro de aún mayor concentración en su segmento. La conclusión inmediata es que, si tienen razón, los tamaños que hoy consideramos razonables para que una comercializadora (cooperativa o no) sea significativa en el mercado quedarán desfasados, muy desfasados por encima…
No me cabe la menor duda de que el juego de oferta y demanda terminará por “seleccionar” el tamaño como variable de competitividad esencial y que, a la larga, en España habrá muchas menos cooperativas, que estas serán mucho más grandes y que su gestión será mucho más profesional. Ahora bien, comienza a parecerme que el proceso se va a acelerar en respuesta a los movimientos que se lleven a cabo en eslabón de la distribución y que posiblemente esto generará muchas disfunciones y presiones sobre la parte superior de la cadena agroalimentaria. Se nos vienen encima tiempos aún más complicados y apasionantes que los pasados. La recesión comienza a quedar atrás, pero la crisis quiere permanecer. La confianza de consumidores y empresarios (agricultores, comercializadores o distribuidores) aún es muy delicada. Y el crédito posiblemente nunca vuelva a fluir como lo hizo durante la década y media prodigiosa de la economía española.
En resumen, que estamos a las puertas de una nueva vuelta de tuerca y que en los próximos años asistiremos al nacimiento de muchos “gigantes” en el campo español, gigantes que se parecerán cada vez más a sus hermanos mayores europeos.